sábado, 28 de septiembre de 2013






No es la manera, Miley




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 Presentación MTV awards

Dicen que “una imagen vale más que mil palabras” y para Miley Cyrus este fue el pretexto idóneo para protagonizar las notas de prensa que brotaron por doquier con comentarios de distinto índole.


Desde su padre con la ingenua expresión “sigue siendo mi niñita”, pasando por Steve Chmelar, inventor de la mística mano de gomaespuma con el dedo índice levantado, que sirvió como símbolo sexual para ser restregado en el cuerpo del cantante Robert Thicke, quien criticó la pobrísima utilización de su creación, hasta las madres de casa que, en espera de que la cantante saliera a escena, acompañaban a sus hijas en el previo y nerviosísimo “come uñas”.

La ex Hannah Montana, quien alcanzó su éxito dentro del público infantil por dicha serie al haber firmado con Disney un contrato de cuatro temporadas, enfatizó de manera vulgar las ganas de querer deslindarse de sus pequeñísimos fans y pasar a formar parte de las cantantes que hoy, por escándalos bien logrados, se han catapultado a la cúspide del éxito mundial.

La cuestión es: ¿habrá sido la manera de lograr su objetivo?
Si bien Miley ha lanzado diversos álbumes dentro de los que se encuentran Breakout (2008), con el que alcanza el puesto número uno de Billboard 200, y The Time of Our Lifes (2009), donde comienza a promover una imagen más adulta de su persona y carrera, su última actuación en los MTV Awards deja en claro que quiere ir más allá.
Ya para el lanzamiento de su línea de ropa Miley Cyrus & Max Azria, había declarado para la revista People que “quería empezar a hacer algo para chicas de mi edad”, lo que parece contradecirla.

La joven artista, de 21 años de edad, quien para este año sacó su último sencillo We Can’t Stop, ha ido transformando su imagen en estos últimos tiempos: físicamente, un look hippster y descuidado bajo un cuerpo esquelético del que se desprendían rumores de anorexia, y laboralmente, una exposición más popera y renovada en sus canciones.
La disputa especulativa está en si Cyrus, comprometida ya con el actor australiano  Liam Hemsworth, pasa por un bache fatídico en su vida personal o si este surco parece ser el fin de una carrera en competencia con fuertes artistas, de donde se desprenden actuaciones prosaicas que parecen reflejar las “patadas de ahogado” que una joven arroja cuando se da cuenta que su éxito va en decadencia.

Lo que sí es un hecho es que, por la mente de la cantante no está la preocupación de hacerse o deshacerse de fans que la han seguido toda la vida, fans que no pasan de los 20 años, y que seguían el trayecto de una estrella infantil, no de una desvariada  superstar.
¿Terminará por desprenderse de su carátula tierna y pequeña para pasar a capturar miradas de jóvenes con las acciones que está promoviendo? Esa es sólo tarea de aquellos que le han sido fiel en a lo largo de sus años artísticos.

 

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